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apolo50 0 1024x671 - El Papel de España en La Llegada del Hombre a la Luna

El Papel de España en La Llegada del Hombre a la Luna

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En 2019 se cumplen 50 años de la llegada del hombre a la Luna, un hito histórico que llevaron a cabo los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a bordo del Apolo XI. La llegada del hombre a la Luna es una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad. No podemos olvidar que fue un logro propiciado por la Guerra Fría, en una carrera espacial que culminó con la hazaña de los tres astronautas y miles de ingenieros y técnicos de la NASA.

Éste hito puso fin a la carrera, al menos en la forma en que se había desarrollado hasta entonces. Estados Unidos mantuvo su programa lunar y otras seis expediciones tripuladas viajaron hasta nuestro satélite. El 17 de diciembre de 1972 el Apolo 17 se despedía de la Luna, la cual el ser humano no ha vuelto a pisar hasta la fecha.

Por su parte, la URSS reorientó su programa espacial y se centró en en lanzamiento de las estaciones espaciales Saliut y Mir, olvidándose de la conquista lunar.

Cabe destacar que ambas potencias comenzaron durante la década de los 70 a colaborar en materia de investigación espacial, lo que condujo en 1975 al acoplamiento entre las naves Soyuz y Apolo. Iniciaba así una nueva era en la que el espacio dejó de ser un campo de batalla para ser un elemento de colaboración para la comunidad internacional.

Los primeros en tener noticia de la llegada del hombre a la Luna

España también tuvo su parte de gloria en la gran aventura de la llegada del ser humano a la Luna. Las estaciones de seguimiento espacial de Fresnedillas (Madrid), Robledo de Chavela (Madrid) y Maspalomas (Gran Canaria) desempeñaron un papel vital no sólo durante el viaje épico de julio de 1969, sino en la totalidad de las misiones Apolo.

Durante la misión Apolo 11, la NASA utilizó las instalaciones con el objetivo de mantener la comunicación con la nave. Técnicos españoles, entrenados por la propia agencia estadounidense, fueron los encargados de monitorizar las señales así como las constantes vitales de los astronautas.

Dada su posición estratégica en el Atlántico, el Centro Espacial de Maspalomas fue determinante en el seguimiento del Apolo11, pues comparte latitud con la base de lanzamiento de Cabo Cañaveral, en Florida.

El mayor protagonismo lo tuvo la estación de Fresnedillas de la Oliva, integrada en el complejo espacial de Robledo. Para ejecutar la misión y hacer posibles las comunicaciones, la NASA necesitaba tres señales ubicadas en distintas partes del planeta y este pueblo madrileño fue el elegido en la zona europea. Las otras dos bases se instalaron en Goldstone (California) y en Canberra (Australia).

Con apenas cuatro décimas de segundo de desfase, los trabajadores de las estaciones de Fresnedillas y Robledo fueron los primeros en la Tierra en enterarse del alunizaje del Eagle. Y también escucharon antes que nadie el otro gran momento histórico de la misión: la mítica frase que pronunció Neil Armstrong al pisar la Luna: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad».

El 20 de julio de 1969 cambió la concepción del espacio vital humano, reconociéndose que se tenía, y se tiene, capacidad para colonizar otros mundos fuera de la Tierra.

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